Comentario del 19/4/2021 al artículo del 11/2/2014: Las noticias de que Rusia está acumulando tropas en la frontera ucraniana con vistas a intervenir cuando pase la estación del barro, hacia julio-agosto o en invierno, en una acción que podría ser como la de Georgia pero a gran escala, hace oportuno que repasemos a Ucrania y su macroeconomía, una de las que tenemos en la larga lista de países que han sufrido la hiperinflación.
La macro de Ucrania.
Como es conocido el presidente de Ucrania tenía sobre la mesa dos tratados comerciales, uno con la UE y otro con Rusia, posición en principio ideal para los intereses de los ciudadanos de ese país. Decidió rechazar el de la UE y entonces empezó una rebelión, con nazis incluidos, apoyada por la UE y Estados Unidos y que, tras la oscura intervención de francotiradores y sus asesinatos, se consumó un golpe de Estado huyendo su presidente. Conviene pues que exploraremos la macro de Ucrania para prever que pasará con lo que vaya quedando de ese país.
Tragedia eslava.
De los tres pueblos principales de Europa, latinos, germanos y eslavos, son estos últimos los que se han llevado la peor parte, y de ellos, Ucrania, con sus rusos y minorías, ha sido el epicentro de esa tragedia. De la esclavitud al vasallaje, las invasiones asiáticas, la bota turca, sus propios gobiernos, el comunismo con su Holodomor (matar por hambre), el nazismo, más comunismo, Chernóbil, el derrumbe de la URSS y, finalmente, una posible implosión.
La caída la URSS, ejemplo reciente de lo que ocurre cuando se rompe un estado que sostenía una unidad de mercado, normalización económica y moneda única, supuso para Ucrania un cataclismo económico, perdiendo en siete años el 51% del PIB de 1991, un nivel que difícilmente recuperará, y una terrible hiperinflación que llegó al 4.735% en 1993.
Desde entonces ha perdido más del veinte por ciento de su población, parte por la pobreza y su correspondiente caída en la esperanza de vida y el resto, en su mayoría, por esa tragedia que es emigrar para buscarse la vida. Las previsiones de FMI dicen que su demografía se estabilizó en 2013, pero ese cambio de tendencia tan brusco es poco creíble.
En manos de bandidos.
Entre sus propios políticos, la intervención de los aprendices de brujo rompe-estados de la UE, de Estados Unidos, de Rusia y de las “fundaciones” occidentales, los pobres ucranianos van al pairo de lo peor de la historia. Si pensaban que no había país europeo de relevancia (Ucrania es/era el más extenso) con peores condiciones para hacer negocios que Rusia, se equivocan, Ucrania tiene más corrupción, menos libertad económica y una renta per cápita (7.422 $PPP de 2012) mucho menor que Rusia (18.996 $PPP de 2012).
Ucrania tenía un sistema lectoral proporcional como el nuestro, ese que permite que un partido obtenga escaños por el porcentaje de votos, con independencia de que sea un club de psicópatas (todos los pueblos tienen su porcentaje) y/o delincuentes, a partir de ahí recibe subvenciones con las que financia su expansión; como el elector no tienen ningún control sobre su diputado, no se defienden sus intereses y la corrupción es mayor. Dicho sistema creó la estructura de poder actual, aunque fue corregido en 2011 por otro mixto-ni-fu-ni-fa algo más representativo, según recomendación de un grupo de burócratas de los muchos que pagamos y que se reúne en Venecia, faltaría plus.
No hace falta remontarse al Rus de Kiev ni a los boyardos para darse cuenta de que dicho sistema refuerza los componentes culturales eslavos que llevan a la oligarquía y, como tampoco hay división de poderes, la corrupción allí ha llegado a unos niveles obscenos, caso de la inmensa fortuna de su anterior primera ministra Yulia Timochenko, quien al parecer se cree la reencarnación de Evita, y que rechazó la victoria de presidente electo, el hoy huido, Víctor Yanukovich multimillonario de forma similar.
El desequilibrio financiero.
Tan pronto la economía ucraniana se estabilizó, allá por 2005, aparecieron sus carencias estructurales: un déficit público cercano al 5% del PIB y otro del 7% en transacciones exteriores (cuenta corriente), datos que nos anuncian un ineludible ajuste económico para los sufridos ucranianos.
Aunque su endeudamiento público no es muy alto, un 50% del PIB antes de su división, dada la voracidad de su oligarquía, el margen temporal es muy corto. En cuanto a la ayuda de la UE, unos 11.000 millones de euros, de la que nos tocará pagar más de mil millones, y la de Estados Unidos, otros mil millones, solo daría para financiar un año de déficit corriente (de lo que era antes Ucrania).
Hemos de pensar que la estructura exportadora e industrial de Ucrania viene de tiempos de la URSS y está muy vinculada a Rusia y la CEI; allí, como en España, se hizo una industrialización forzada desde el Estado, solo que aquí fue para crear un orden cívico que asignaba papeles regionales y en Ucrania se hizo una localización industrial con carácter geoestratégico, principalmente al suroeste, que además es de mayoría ortodoxa.
¿Y qué exporta Ucrania? En 2011, de un total de casi 73.000 MM (similar a Chile) cerca de 20.000 MM fueron a Rusia, donde los productos industriales superan por mucho a los agrícolas, caso de los siderúrgicos, o los 2.600 MM solo en vagones de carga para trenes (¡!), turbinas de gas, partes de locomotoras, productos aeronáuticos y aeroespaciales, eléctricos, todos vitales para la actual modernización de Rusia. Esa industria se iría al traste si entran en la UE, como España con Alemania, país que ya tenía sus ojos puestos en Ucrania desde hace al menos un siglo, y hoy esperan adquirirla a precios de saldo.
La marca eslava y la Nueva Rusia.
Es aceptada la traducción literal de Ucrania como territorio fronterizo y sus fronteras han sido una línea móvil de tribus eslavas a lo largo de la historia, que hoy reconoce al menos 18 lenguas. Su costa, la antigua Nueva Rusia – donde además hay una importante minoría cosaca (primeros en la lista negra de los nazis ucranianos) y que da nombre a una provincia, Zaporiyia, fue producto de la conquista y/o reconquista de territorios en poder de tártaros y turcos, un proceso en que el noble español José de Ribas, tras su participación en la conquista de Crimea – la corona estratégica del Mar Negro -, aplicó esa máxima española de que gobernar es poblar fundando la ciudad de Odesa, como parte del repoblamiento ruso impulsado por Catalina la Grande. Hablamos de uno de los sitios más bellos de Europa y, a futuro, un fuerte competidor de todos, tanto a nivel industrial como turístico.
Desde esa perspectiva, solo a un nacionalista ucraniano se le puede ocurrir la locura de que sus conciudadanos dejen de ser rusos para ser otra cosa, culparles del comunismo, que solo se hable ucraniano o la reciente decisión de perjudicar otras minorías lingüísticas además de la rusa, o incluso que, en su delirio, crean válido bajo cualquier circunstancia el regalo de Crimea por Nikita Jrushchov mientras saltan al vacío de la UE. Absurdo.
Putin y la nueva Rusia.
Pero hay otra nueva Rusia, la que a diferencia de los ucranianos abandonó el mesianismo político y ha completado su cambio de Ciclo Generacional, ese coloso que dirige el tirano Putin, que defiende los intereses rusos allí con un estilo que recuerda al incidente del aeropuerto de Pristina y manda una señal a otros países con importantes minorías rusas, en el Báltico y en Asia central, que sabe que Estados Unidos (mercenarios incluidos) aprovecha esta crisis para debilitarla y para que así sus empresas operen en Rusia como si fuera África, que sabe que integrando a los rusos ucranianos, el resto, con Polonia y sus ambiciones sobre Galitzia, temerosos de la mayoría católica, acudirá a la madre Rusia en busca de tranquilidad.
Me temo que Ucrania terminará con unas fronteras y una economía a la altura de las lindes del pensamiento obtuso nacionalista y dudo de que se libren de un nuevo proceso hiperinflacionario. Aún así, las probabilidades de que afecten la economía global son más bien remotas. Tema aparte es el riesgo económico que agrega a los escenarios previsibles la casta golpista de Bruselas. ¿No creen?
© Luis Riestra Delgado. 11/3/2014. Publicado en Voz Pópuli.
En 2014 el riesgo para la economía global era bajo, hoy, a finales de 2021, tras la pandemia y los problemas de oferta energética, el riesgo económico para la UE y sus políticas verdes para ponerse morado es mucho mayor.
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