Como es sabido por todos, nuestra clase política está empeñada en querer regenerar, en dar nueva vida, a esta mala forma de gobierno que a ellos les va muy bien, pero cuyos efectos a los españoles les supone un drama cotidiano que ha terminado dañando gravemente nuestra demografía. Cuarenta años de inventos, corrupciones y mesianismos delirantes han arrojado al futuro, antes lejano, tal cantidad de facturas, que la propia existencia del país ha terminado poniéndose en duda. Con eso en mente, hoy miraremos a la generación que habrá de hacerse cargo de semejante fracaso histórico, y lo haremos fijándonos en dos personajes de fortuna dispar.
Nikola Tesla.
Como saben, Tesla fue un genial inventor, inmigrante americano de origen serbio, gracias al cual se aceleró la electrificación del Mundo, con todo lo que ello implica en términos de bienestar, que realizó importantes a la industria nuclear y a la electrónica, “motor” del ciclo largo actual que ya termina.
Este personaje excepcional tuvo una vida muy dura, con mala gente en su entorno perjudicándole, su trabajo fue copiado descaradamente, algo que probablemente le llevara a una indescifrable forma de documentar sus avances, y las artimañas de sus competidores y la deslealtad de “colaboradores” le hicieron muy difícil rentabilizar su trabajo, terminando sus días en soledad, sin recibir el Nobel y muriendo en un hotel, siendo sus archivos confiscados por el F.B.I. que encargó su estudio a un profesor del M.I.T. que resultó ser tío de Donald Trump (otro fruto de la inmigración).
La Generación Tesla.
Nuestro país cuenta con una generación, la llamada por Howe y Strauss, creadores de la Teoría Generacional, como Generación X, que yo he denominado para España como Generación Perdida, que es abundante sobremanera, que no ha padecido en su totalidad el destrozo del sistema educativo actual y que, por haber sufrido todas las malas ideas económicas de la actual generación de políticos, está en condiciones de enfrentar de forma solvente los enormes problemas, algunos existenciales, que le han dejado sus mayores.
Esta generación, como Nikola Tesla, es explotada sobremanera por el “orden” existente y le espera un vejez muy difícil, aparte de que es probable que contenga ya – en el futuro podrían ser más – casi cinco millones de pobres que muy bien podrían estar resolviendo los problemas que nos acucian. El caso es que será esta generación quien cambiará el orden actual y, viendo al sector privado, hay casos de equipos intergeneracionales con gestión ejemplar y liderazgos armónicos, como este medio o Telefónica, que dan alas a la esperanza.
Luego está Elon Musk, otro inmigrante, con sus triunfos en Paypal, Tesla Motors, sus nuevos paneles solares o SpaceX, quien, con sus rarezas, tiene una concepción muy humana de la empresa y, como su equipo directivo, todos casos paradigmáticos de Generación X, son ejemplos de que, incluso con las reglas existentes, se pueden lograr éxitos rompedores en sectores donde lo establecido manda; pero claro, aquello es otra cultura y otra forma de gobierno.
Elon Musk es un caso interesantísimo, del que podríamos hablar largo y tendido, pero que no podemos ver aquí y, aún siendo de micro, tiene implicaciones macro, pues, por ejemplo, Tesla Motors afecta a todo el sector del automóvil, incluidos concesionarios y talleres, grandes generadores de empleo, pero donde sus coches eléctricos aliviaran a sus usuarios de esos sitios donde tanto nos han engañado y hecho perder dinero y, lo más importante, el tiempo, que es nuestra vida.
Lamentablemente, como en nuestro país hay mucho listillo envidioso (como los tres troles que me visitan), a Musk se le intenta descalificar con mentiras y conspiranoias, pero los que hemos trabajado en el sector, en especial en el área de producto, evaluando prototipos, poniendo precios, etc., sabemos que lo que ha conseguido es revolucionario. Por supuesto, Musk no tiene nada asegurado, como todos, salvo los troles con su vida miserable.
Abismo demográfico y horizonte próximo.
La semana pasada vimos dos escenarios de empleo generado, usando dos hipótesis de crecimiento del PIB (siguiente gráfica) y que un trol llamó “adivinaciones”, que con tanto salvaje así nos va; que sí, no calculemos nada, vayamos al tuntún y el capricho de los delirios de la casta que nos mal gobierna. En fin, país.
El caso es que, como vimos, hacia el período 2020-2024, aunque se alcanzara el nivel de ocupación de 2008, las condiciones de empleo para entonces serían peores por el solo efecto de la productividad. ¿Y qué nos espera hacia 2024? Algo ineludible, que vimos en “Abismo demográfico y K-46” y que se traduce en una fuerza recesiva imparable que afectará al nivel de producción o PIB y su crecimiento, principal determinante de la ocupación.
Hay que decir, sobre todo pensando en la fauna irracional que nos rodea y nos gobierna, que, daños demográficos aparte (pensiones, presupuestos, ancianos pobres, etc.), esa fuerza recesiva deteriora la demanda interna pero no la oferta laboral y ese efecto no se resuelve con más inmigración descontrolada, que de hecho lo pone peor (más deflación, más gasto social y de seguridad, devaluación de activos, etc.), pues su efecto en la demanda interna depende del desarrollo normal de la función de consumo de los individuos y que solo habría un tipo de inmigración que lo paliaría algo: los futuros jubilados extranjeros que se construyen una nueva vida aquí, sector a quien también desprecia el salvajismo reinante
Obviamente, ese menor empuje de la demanda interna hay que compensarlo con exportaciones de bienes y servicios y aquí aparecerá otro trol con su invento de que “las exportaciones están todas subvencionadas”, cosa que lleva a mis amigos exportadores a decir: ¿Dónde hay que ir? ¿Y ese &%$ de dónde ha salido? Pues así está el patio, amigos. Y sí, el automóvil (un 15% de las exportaciones de bienes y servicios) si no recibe ayudas a la inversión no se localiza y Tesla pondrá una planta del Model 3 en Europa, e incluso podría levantar una giga-factoría, siendo España un sitio posible para algo que compensará un desarrollo industrial que nos afectará, lo queramos o no.
Sin representación no hay regeneración.
La conclusión para nuestro país no es buena, pero no porque nuestra Generación X no sea capaz de aprovechar la potencia de la oferta global (un ejemplo de Marruecos) para desarrollar y localizar aquí nuevas empresas que solventen nuestros problemas, sino porque, como vinos en “Cainismo y regeneración fallida”, a nivel colectivo, por nuestra forma de gobierno, hecha para tenernos “controladitos” y explotarnos mejor mientras la casta y su comparsa aplica sus delirios, lo hace imposible, con lo que, lamentablemente, esta Generación Tesla terminará pareciéndose más a Nikola Tesla en vez de a Elon Musk. Podría no ser así, pero nadie quiere corregirlo.
© Luis Riestra Delgado, 21/11/2016. Publicado en Voz Pópuli.
Generación Tesla y abismo demográfico