Hay quien defiende con no poco éxito la peregrina idea de que los «artículos de acontecimientos pasados» no tienen interés, sobre todo si tratan de sus negociados ruinosos. Sinvergüenzas aparte, lo cierto es que sin el buen uso de la memoria no hay comportamiento inteligente, sobre todo cuando, como es el caso siguiente, la relación causa (prima de riesgo) efecto (cotización del IBEX35) es tan potente que casi se vuelve rectora del fenómeno en cuestión (la Bolsa española). Por esa razón y porque España vuelve a las andadas, consideramos oportuno rescatar este artículo.
El IBEX y la prima de riesgo.
Es indudable que existe una alta correlación entre el riesgo de invertir en un país y la valoración bursátil de sus empresas, algo que permite obtener un indicador de valoración bursátil así como obtener conclusiones relativas al interés general. Es lo que veremos hoy, pero antes dimensionaremos nuestro mercado bursátil.
Bolsas y Mercados Españoles.
También conocida como BME, es una empresa española capital, con enormes capacidades y retos técnicos y normativos, que opera todos los mercados valores y sistemas financieros de España y, a través de Latibex, las empresas latinoamericanas pueden cotizar en España (y Europa) igual que las españolas. Tiene más de setecientos empleados y factura más de trescientos millones de euros con un beneficio neto de más de ciento cincuenta millones; ella misma cotiza en el IBEX35, su índice más representativo.
El valor bursátil de las empresas que en ella cotizan (ver siguiente gráfica) alcanza casi 1,2 billones de euros que, en términos de nuestra riqueza financiera y balance macro, es una cantidad ciertamente considerable.
El mayor punto débil de esta importantísima infraestructura de servicios financieros le viene del buen funcionamiento o no de la Comisión Nacional del Mercado de Valores o CNMV, y ahí está la hemeroteca para atestiguarlo. Esta carencia institucional nace de la falta de un gobierno representativo, similar al de los países donde se localizan las principales plazas financieras, y de la propia cultura económica del país y de sus líderes; salvo, claro está, que se pretenda el absurdo de que “esto” funcione como una petro-satrapía pero sin petróleo o, según el modelo de muchos, en plan chavista.
El Mercado Continuo (¿de infraestructuras?).
Si analizamos la contratación vía SIBE (siguiente gráfica), observaremos que casi en un 90% es de empresas cuyo objeto social son las “infraestructuras”; salvo Inditex, que tiene una capitalización similar al Santander pero cuyos paquetes de control limitan su volumen de contratación, el resto, casi se puede decir que son “plataformas” que permiten que la economía funcione.
Hay un tema de interés, relacionado con el Ciclo Generacional, que producirá cambios telúricos en la dirección de estas empresas, que ya ha empezado, pero hoy no entraremos en él; como decimos aquí, eso “tiene su tratamiento” y, de momento, la valoración no es buena.
La crisis sistémica.
Al ser un mercado casi de “infraestructuras”, se pueden imaginar cómo le sienta a sus fundamentos una crisis sistémica. Ya sé que en el día a día no se entra en eso y se vive pegado a las cotizaciones, a temas técnicos, pero como decíamos, hoy queremos ir un poco más lejos.
En 2009 ocurrió un fenómeno económico capital que, cuando lo sacamos a la luz allá por agosto de 2011, me produjo toda una serie de ataques interesados, seguramente de amateurs y vende humo de la intermediación del ahorro. Ducho fenómenos es la correlación del IBEX35 con la prima de riesgo. Hasta entonces los mercados habían homologado la gestión económica española a la del los países centrales de la UE y, cuando valoraron lo que realmente había detrás de nuestra crisis inmobiliaria, el castigo ha sido implacable; desde entonces la reflexión sobre este hecho a brillado por su ausencia.
Cálculo de la correlación.
La obtendremos mediante una correlación lineal simple y nos dará un modelo, que no decimos que sea “El Modelo”, si no simplemente uno más, muy sencillo y muy útil dentro de sus limitaciones; el resultado es tal, que incluso serviría de ejemplo en los libros de texto por su altísimo coeficiente de determinación; correlación que lógicamente es inversa, pues a mayor prima de riesgo menor es el IBEX35.
Hay que destacar que, desde 2011, dicha correlación (R; correlación de Pearson, en este caso) ha disminuido algo, al pasar de 0,952 (correlación casi perfecta) al actual 0,92. ¿A qué se ha debido esta pingüe mejoría? ¿Ha cambiado la estructura económica, hay mejor gestión, es el ciclo, el entorno nos favorece, etc.? Tal vez haya alguito de todo eso, pero también del efecto Draghi, quien además ha hundido la prima de riesgo con su política. En todo caso, cuando vuelva la recesión, más nuestra crisis fiscal, subirá la prima de riesgo y el índice regresará a su zona de capitulación; y en eso es lo que hay que pensar.
Atendiendo la realidad.
España tiene un reto secular que le viene de su particular geografía económica, de su carencia de materias primas industriales y de sus retos geopolíticos, todo lo cual le crea enormes dificultades para generar capital y atender esas necesidades dentro de las limitaciones culturales de cada momento. La solución canónica siempre ha sido construir infraestructuras, desarrollar el comercio marítimo y la Armada, buscando una base manufacturera propia y un sistema financiero fuerte con una población capaz utilizarlos lo mejor posible.
Lamentablemente, tras los últimos treinta años de mala gestión se ha empeorado mucho la posición relativa de nuestro país y solo sus “infraestructuras”, que son excelentes – salvo el sector financiero politizado y donde “se rizó el rizo (un caso de muchos)” -, han salido bien paradas. Esa infraestructura es la base material que utilizan para buscar su sustento y canalizar su ahorro o financiarse, desde un Sector Público gigantesco e inviable a multinacionales, el sector turístico, infinidad de empresas y particulares, o desde un jubilado a una PYME o esa máquina exportadora que es el sector automotriz, por citar algunos ejemplos. Además, en esa “infraestructura”, que es un gran instrumento de progreso, hay empresas, como Telefónica, que ha sido líder en registro de marcas, patentes y diseños industriales españoles durante un montón de años. Pues bien, aunque no lo crean hay políticos con propuestas para cargarse todos eso y algunos incluso lo hacen desde el momio público universitario; bárbaros y acueductos.
Polémicas y soluciones.
Por razones de espacio no entraremos en temas importantes como iniciativas ciudadanas para abaratar servicios de esas infraestructuras, las colusiones político-empresariales o la simbiosis y parasitismo de enemigos y pelotas profesionales de “los del IBEX”, etc. y solo diremos que los últimos tienen su corrección sensata y civilizada, como hacen países punteros a los que criticamos con menosprecio, pero no con el actual sistema electoral, así de simple; aparte de que es un tema resuelto por la Ciencia Económica hace décadas.
Consideremos también que, tal vez por aquello de “a quien mucho se le ha dado, mucho le será exigido”, esas empresas del IBEX, además, han realizado durante décadas ingentes inversiones en ayudas a institutos superiores de formación, fundaciones, observatorios económicos, iniciativas de empleo como la de bajarlo al 8% y un largo etcétera, y el fruto (la rentabilidad de ese gasto) sigue siendo, por reducirlo a algo concreto en extremo, que su índice bursátil ha terminado “poseído” por la prima de riesgo. Es para hacérselo mirar.
Cuando hicimos público nuestro modelo en 2011, pensé que surgirían reflexiones similares o mejores a las de hoy, pero nada, seguimos en las mismas, sin solución al paro y al insostenible déficit público estructural. Por otro lado, la anomalía del 2000-2009 no volverá, pero si trabajamos sobre las causas de esa dependencia, podríamos bajarla a la mitad y unos tendrían su premio y el resto de los españoles el suyo. ¿A qué esperamos?
Este domingo, el director de este medio nos contaba que, al parecer, nuestro Monarca vería con buenos ojos una reforma constitucional. Me parece muy bien, de hecho ya analizamos su papel como poder constituyente en la crisis institucional actual, pero primero un sistema electoral representativo de los electores (mi opción es el australiano), sin eso solo perdemos el tiempo y ya vamos con al menos siete años de retraso. En cuanto a los supuestos puristas que lo que quieren en realidad es una fiesta ideológica: no gracias, perderíamos otra década.
Así lo veo. Que tengan Ustedes una buena Pascua.
© Luis Riestra Delgado, 30/3/2015. Publicado en Voz Pópuli.
Este artículo, como uno anterior, ha sido profusamente plagiado.