Dado su interés, rescatamos un artículo que se centra en las bases del éxito económico brasileño y que es fundamental para entender sus decisiones de política económica actuales. También nos sirvió para avisar de una devaluación que, efectivamente, ocurrió.
Brasil, esa Potencia.
Brasil, con más de 8,5 millones de kilómetros cuadrados, que equivalen al 80% de Europa, es el quinto país del mundo por extensión, ocupa más del 40% del territorio de América del Sur, un continente por sí mismo y, hacia 2.015, alcanzará los 200 millones de habitantes, de los cuales un 22% son protestantes y, de sus muchas peculiaridades, celebramos su apuesta por el enseñanza obligatoria del Español en sus escuelas. Con su reciente boom económico ha despertado las ilusiones de muchos, dentro y fuera, de que sea una de las potencias principales en un futuro Mundo multipolar.
La Expansión Interior.
Desde un pequeño asentamiento, hábilmente escamoteado al Tratado de Tordesillas por los mejores navegantes de su tiempo, primero los portugueses y luego los brasileños, realizaron una titánica labor de conquista (enlace a mapa animado), que incluyó varias guerras con sus vecinos, de las que salen victoriosos, y que detuvo (o no, ya veremos) su inconclusa expansión hacia el Pacífico con la guerra del Acre.
Vocación Imperial.
Brasil parte en el siglo XIX con una ventaja geoestratégica única cuando, por la invasión napoleónica, la corona y la nobleza portuguesa se refugia en Sao Paulo. Ese traslado del gobierno asienta en el territorio unas instituciones únicas en América Latina, con proyectos propios (un ejemplo) que dieron fruto a su independencia y a la formación del Imperio del Brasil bajo la Casa de Braganza.
Es muy probable que el temor de otras Potencias, ante la emergencia de un poder en el sur del Atlántico, fuera el motor de la subversión interior, el secesionismo (¿les suena?) y en el derrocamiento de una Monarquía querida por su Pueblo, que bajo la escusa de mayor democracia, vía golpe de Estado, trajo los Estados Unidos de Brasil, inició un período inestable de revueltas, la posterior amenaza de la insurgencia comunista y caracterizado por la preeminencia del poder militar y las dictaduras hasta época tan reciente como 1.985.
La actual República Federativa de Brasil es heredera de todo eso y guarda en su seno y en la cultura del Pueblo una mezcla de vocación expansiva, conciencia del intervencionismo exterior, temor al secesionismo, deseos imperiales y riqueza territorial que les lleva a asumir apresuradamente proyectos desproporcionados en el tiempo y a sus capacidades económicas que incluso les ha puesto al borde de la implosión sistémica, como en el período 1988-1995, donde una combinación adversa de sobreendeudamiento externo y caída en los precios de exportación les obliga, previo paso por la hiperinflación, a entrar en la realidad presupuestaria.
Curiosamente, a pesar de su agresividad territorial y megalomanía fiscal, lo brasileños han conseguido esa máxima maquiavélica de la Geoestrategia, que en una incorrección del Español ha venido a llamarse, a falta de mejor nombre, disimular las zagas, logrando que muchos de sus vecinos les vean con simpatía, e incluso desearían que fueran una superpotencia, mientras en la Comunidad Internacional saludan su expansión económica y su condición de BRIC, acrónimo de la agrupación de Brasil, Rusia, China e India.
Otra muestra de lo anterior y de sus ambiciones imperiales es su habilidad para fomentar gobiernos ruinosos y populistas en sus posibles competidores en áreas de su interés y que se ha explicitado en la continuidad en su apoyo, más bien propagandístico, de gobiernos ruinosos, corruptos, populistas y alucinados, cuando no hilarantes, como los de los Castro, Chávez, Ortega, Evo Morales, Zapatero y los Kirchner.
Ocaso de su Era Desarrollista.
Aprovechar los Ciclos Largos no es tan difícil y si entramos en una economía estacionaria, tampoco, que todo tiene su tratamiento. El final del actual Ciclo Largo ha venido a coincidir con la emergencia económica de naciones-continente superpoblados que demandan sus productos e impulsando la economía brasileña, a pesar de unas dificultades del todo evidentes. Brasil, también, sacó provecho, pese a su inestabilidad política, de las primeras etapas expansivas de dicho ciclo largo en un Ciclo Generacional muy marcado por la figura de Getulio Vargas, quien terminaría suicidándose en extrañas circunstancias.
Tras la hiperinflación referida más arriba, la moneda nacional pasa de ser el Cruceiro para denominarse Real y comienza un más que notable proceso de estabilización económica, impulsándose así la consolidación fiscal vía reducción del déficit público (línea morada siguiente gráfica), que pasa del -7,4% del PIB al -2,2% actual. Sigue manteniendo un endeudamiento alto (línea negra), en torno al 65% aunque el FMI publicita unas previsiones a toda luz optimistas.
El talón de Aquiles brasileño vuelve por sus fueros y su déficit de Cuenta Corriente (línea roja gráfica anterior), que de nuevo el FMI equivoca en su inexplicable cambio de tendencia, anuncia un futuro ajuste económico. De momento cuentan con casi 400.000 millones de dólares en reservas internacionales, suficientes para unos 6 años si no contáramos la fuga de capitales normal por la crisis que les espera.
La Expansión Olímpica.
Los juegos olímpicos de Rio de Janeiro en 2.016, junto con toda una serie de proyectos conseguirán mantener el crecimiento de Brasil en niveles aceptables y que, a pesar de su adverso perfil cíclico, podría estar por encima del 3% hasta ese año. Todo ello es comprensible dadas sus necesidades sociales y el intento de aprovechar el buen comportamiento de las variables de orden interno, como la inflación (línea verde-azul de la siguiente gráfica) y el desempleo (línea roja), pero mucho me temo que han vuelto a las andadas añadiendo más problemas a los comentados en el punto anterior.
En su tradición geoestratégica expansiva, y en razón de sus necesidades continentales y oceánicas, han puesto en marcha un plan de adquisiciones de equipos militares (tienen 1,6 millones de reservistas) que incluye, por citar algunos ejemplos solo de la marina, construir cinco submarinos nucleares y dos portaaviones, a los que habrá que añadir sus grupos de escolta y apoyo logístico más las correspondientes unidades aeronavales embarcadas.
Me parece muy bien que se tomen en serio su defensa, no como nosotros que como país estamos en modo suicida, y puede resultar muy interesante y entretenido entrar en temas de estrategia de aguas azules, con sus externalidades industriales y cosas por el estilo, pero con el chabolismo que padecen sus gentes hay opciones más realistas y sin duda más convenientes para sus habitantes.
Ajuste Cambiario.
Mi previsión, como he comentado en otras ocasiones, es de que hacia 2.016-17 podríamos sufrir una recesión Global, no como la de ahora que es principalmente europea, y para entonces ese déficit de transacciones exteriores que se refleja en la Cuenta Corriente habrá hecho sus máximos. Ese desequilibrio, como bien sabemos los españoles, puede aguantarse varios años, pero en el caso de Brasil la crisis cambiaria está cantada y podrían superar los mínimos de 3,8 Reales por Dólar (media mensual) de septiembre de 2.002.
Brasil y México, que tratamos la semana pasada, son dos países fundamentales en los que toda empresa española con capacidades para la exportación debe estar, pero hagan bien sus cuentas al invertir en Brasil, porque lo que se aproxima es la reducción del riesgo. Así lo veo a finales de enero del 2.013.
© Luis Riestra Delgado. Febrero 2.013. Publicado en Voz Pópuli.