Previsión de tipos de interés. Marzo 2024.

Previsión de tipos de interés. Marzo 2024.

Como probablemente habrán notado, prácticamente desde que comenzó la normalización de tipos de interés por parte de los bancos centrales para luchar contra la inflación, se ha producido una fuerte presión por parte de los grandes medios de comunicación, la mayoría sobre endeudados cuando no quebrados, pidiendo fechas para la reducción de tipos de interés. Este intento de capitalizar las ventajas para los endeudados perjudicando a los ahorradores, ha sido una labor de lobby sin precedentes propia de infantes que golpean una piñata esperando que caigan caramelos y a quienes no les importan los efectos lo nocivos de sus deseos sobre la salud económica de todos.

Tema distinto es el de los hipotecados que se han visto obligados a comprar viviendas infladas, producto de la mala praxis monetaria anterior en favor de fuertes lobbies inmobiliarios que han llevado a la ruina a muchos con sus viles maniobras. De todas formas, los hipotecados, como los que no lo están, también deben ahorrar para reducir su deuda, comprar automóviles obligados, mobiliario, etc. y perjudicar el ahorro solo hace que la oferta prefiera mantener altos stocks para beneficiarse de la inflación retroalimentándola y poniendo las cosas peor. Así que, la hora de cualquier previsión de tipos de interés siempre surge la siguiente pregunta: ¿Qué harán entonces los bancos centrales, su trabajo o el de los lobbies?

Para explorar este tema hemos de ver antes los criterios sobre tipos de interés de los bancos centrales, como justifican sus decisiones y, como en Europa, pésima profesionalidad aparte, se va a rebufo del banco central estadounidense, de la Fed, nos centraremos en esta última, aprovechando también para ver algo de lo nuestro y hacer la debida autocrítica.

El mandato dual.

Suele repetirse que la Fed tiene un doble mandato: la estabilidad de precios y bajo nivel de paro, aunque realmente hay otro, que le viene del legado financiero de Ben Bernanke, cuya impronta repasamos con motivo de la concesión del premio Nobel, que es la estabilidad financiera. Si analizamos la inflación general  (siguiente gráfica), vemos que le cuesta bajar del 3% cuando el objetivo es el 2%, la justificación de ese objetivo no la ha hecho nadie aunque mi explicación la vimos en mi artículo de 2009 «Inflación, deflación y endeudamiento«.

Otra razón para que no se bajen tipos es una variable a la que la Fed presta mucha atención, que es la inflación subyacente, la que no incluye energía y alimentos perecederos, que sigue muy alta, en torno al 4%. Adicionalmente, el paro sigue siendo muy bajo, menor al 4%, que es un nivel que se conoce como «paro friccional o catalítico«, propio del pleno empleo. Como vemos, hay tres fuertes razones para no bajar tipos.

Inflación y represión financiera.

La política monetaria de tipos de interés reales (descontada la inflación) negativos (línea negra siguiente gráfica), que ha creado toda una serie de burbujas y estimulado la inflación, ha de reducirse desde los máximos históricos. Nunca antes ha habido en Estados Unidos tal nivel de represión financiera contra los ahorristas y tienen que acabar con esa locura si se quiere normalizar la política monetaria, lo que significa que el tipo real debería estar en torno al 2%, que es justo el nivel en el que está ahora. Es decir, que por fin, tras dos décadas, estamos en el nivel correcto. De nuevo, los tipos no están altos, están en el nivel correcto, el problema son las burbujas que han obligado a hipotecarse con activos inmobiliarios inflados.

Pero es que hay otro tema muy serio a considerar, que es el siguiente: durante la anterior espiral inflacionaria de 1967-1984 (la actual comenzó a principios de 2021, mucho antes de la guerra en Ucrania), la Fed perdió el ritmo («went behind the curve»), fue «detrás de la curva» (óvalo morado punteado, gráfica anterior), con retraso, poniendo las cosas peor, obligándola a mantener tipos reales positivos altos, con su dura represión financiera sobre los deudores, durante mucho tiempo, de 1979 hasta casi 2001, salvo un intervalo, de 1990-94, que alimentó la burbuja de una mala liberalización financiera, la de Clinton y Rubin, y que explotó en 2001. Estamos pues en una situación ideal con tipos reales correctos que, salvo imponderables muy excepcionales, ha de mantenerse de aquí en adelante.

Aprovecho para alertar que la mayor represión financiera que preparan los progres son las monedas digitales (euro digital, etc.), otra cara redundancia, inútil al ciudadano, pero necesaria para el crédito social, dinero que además vendrá con fecha de caducidad para perfeccionar su totalitarismo.

La regla de Taylor.

El camino hacia esa normalidad monetaria cumpliendo el mandato dual está más que resuelto por la Regla de Taylor, que repasamos recientemente. Que aquí no se conozca es porque el nivel académico y de banca central es paupérrimo. El caso es que su último cálculo (marzo de 2024, siguiente gráfica), tanto por profesionales independientes (línea verde), como por la Fed (línea azul) y la Oficina Presupuestaria del Congreso (línea roja) promedia un 5% para el último trimestre de 2023 (línea negra), siempre y cuando se cumplan las previsiones de inflación, algo más que dudoso, pues como vimos no consiguen que baje del nivel de los últimos ocho meses.

Luego hay un aspecto que tiene que ver con el uso que se hace de la Regla de Taylor, pues ante un repunte súbito de la inflación no se puede disparar los tipos de la noche a la mañana (no hay substitutos para «quienes tienen oficio», eso solo se le ocurre a un sociópata), por eso se incluye un cálculo de la misma con aspectos inerciales, que es la línea gris punteada de la gráfica anterior, que yo tomaría como previsión aceptable. Pero insisto, esa previsión corresponde a unas hipótesis de inflación futura que los ultimísimos datos no corroboran. Tema distinto es que, hoy por hoy, 22-3-2024, mi valoración es que no deberían hacerse cambios en un año.

Estabilidad financiera.

Este mandato no depende solo de la Fed, tal como demuestra que todo el desastre viene de la mala liberalización financiera de tiempos de Clinton, una chapuza progre de libro, como la banca «verde» que encarece la energía, y que obligó a intervenciones heterodoxas que luego se han tomado por receta mágica para todo. Aparte que en la supervisión intervienen otras agencias (ver mi estudio al respecto).

En la línea azul  de la siguiente gráfica (M2 Money Stock) pueden ver la locura del tsunami monetario por el cierre económico del COVID y que ahora hay que terminar de corregir, normalización que creará tensiones sistémicas y de las que nadie habla, salvo cuando se han concretado en la típica crisis bancaria, aún en progreso, producto de las economías que luchan contra la inflación.

La normalidad monetaria exige también reducir la cantidad de dinero casi un veinte por ciento y, de momento lo van consiguiendo, aproximando la M2 (línea azul) a su tendencia secular (línea punteada azul; otra razón que indica que falta un año sin cambios de política monetaria) Para hacerlo la Fed vende sus activos del balance adquiridos anteriormente (línea negra), una contracción que incluso ha obligado a los bancos a usar sus reservas en la Fed (línea roja) que, curiosamente, han hecho suelo y suben un poco, pues prefieren la rentabilidad de su depósito en la FED; en España también lo hacen pero sin remunerar al ahorrador gracias al oligopolio no vigilado por un mamporrero Banco de España.

Por supuesto que dicha contracción monetaria, que debe mantenerse (repito, debería seguir otro año al menos), con lo que aún hay mucho dinero para esquemas piramidales que requieren endeudamiento creciente, terminará haciendo que muchas burbujas revienten y la lista es larguísima, de critpomonedas a sistemas de pensiones insostenibles como el nuestro, o esquemas de financiación de las mismas mal hechos, como ocurrió en Gran Bretaña, o fantasías ecológicas que en realidad no lo son, o como nuestro sistema energético, o Estados fallidos que destruyen las naciones, como el español.

Tristemente, el presidente de la Fed es un gran promotor de la inflación de activos financieros (Los sociópatas del BCE son más de activos inmobiliarios, donde el daño demográfico es criminal) y, en su última rueda de prensa, ya anunció con ojos codiciosos que atenuaría el drenaje monetario. Como hasta ahora (ver siguiente gráfica), detrás irá el BCE, ya servil, sobre todo tras las consecuencias de haberle querido jugar un pulso al dólar. Muy malas noticias.

La deontología económica nos exige y dice que ese camino requiere tiempo, habrá que hacer pausas, pero no hay  otra y la mejor manera de hacerlo Ustedes la conocen: con un sistema electoral representativo de los votantes, no de los partidos como es el que padecemos, porque nuestro verdadero mal es la partitocracia y el Establishment que anulan a la Sociedad Civil y que nos expolian.

© Luis Riestra Delgado, 22/2/2024.

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