Estabilidad Financiera y Macroeconomía de Balances

Estabilidad Financiera y Macroeconomía de Balances

La inflación de activos y la política monetaria de nuestro tiempo llevan indefectiblemente a estudiar los efectos de la misma sobre el Balance General de una economía, ese que surge de la complicada operación de agregar los balances de los agentes económicos. Conviene pues explorar este tema, que tiene muchas aristas y que daría para un libro, pues nos ayudará a calibrar nuestra situación macroeconómica.

El Balance General en moneda local.

Una definición sencilla y de utilidad sobre el mismo es la que nos dice que un balance es como una foto de la estructura de financiamiento de los activos en un momento dado, una instantánea que nos indica, entre otras cosas, nuestro endeudamiento relativo y nuestra posición patrimonial; nos ilustra de forma muy resumida el tamaños de los recursos a nuestra disposición y del resultado de nuestra gestión pasada, y ahí es donde duele.

En el cuadro siguiente puede ver los balances de Reino Unido (U.K.), Estados Unidos y España en moneda local. Es una agregación aproximada dada la complejidad y el volumen de la estadística y no es precisamente un balance consolidado (enlace a definición), aún así aporta información de interés que hay que homogenizar.

Balance General equivalente.

Para comparar los balances de economías distintas conviene llevarlos a una unidad monetaria única y para ello los llevamos a dólares equivalentes por su poder de compra; lo pueden ver en la siguiente tabla.

Suele ser común estudiar la expansión cuantitativa de los bancos centrales en términos de PIB; por ejemplo, en Reino Unido y Estados Unidos ha sido casi el 24% del PIB, mientras en España la asistencia del BCE llega al 36,8%, cifras que verdaderamente asustan, sobre todo a los que piensan que la inflación es un problema exclusivamente monetario; sin embargo, este primer enfoque conviene complementarlo.

Si comparamos la expansión y asistencia monetaria (QE en la tabla) con los activos financieros totales, veremos que en el caso del Reino Unido “solo” es el 1,3% de los mismos, en USA un 2,2% y en España un 4,1%. Todos esos activos financieros (bonos, acciones, etc.) requieren, como es lógico, dinero para ser intercambiados y lo que no puede hacer un Banco Central es cegarse a esa realidad y provocar un crack económico por estrangulamiento financiero.

El problema es, como en casi todo, de medida, ya que, obviamente, el exceso de liquidez genera inflación de activos y un sinnúmero de distorsiones; entramos aquí en un problema técnico, de modelos de valoración de activos, y en otro de acertar en el juicio, en las dificultades del misterio de la virtud directriz que es la Prudencia, en este caso en los economistas.

Otra utilidad de ver balances equivalentes es que nos muestran el verdadero tamaño de la riqueza de cada país y que no se expresa del todo en la cifra de PIB, que sería más bien los frutos de la misma; es aquí donde la veterana dama británica nos muestra su ajuar y, aunque su PIB es 1/7 el americano, los activos financieros son ¼, mientras que en términos de activos no financieros (maquinaria y equipo, instalaciones, bienes de consumo duradero, etc.) en el reino serían casi 1/8 de los de su aliada americana.

Economía bancarizada.

Asunto que merece dedicarle un espacio aparte, pues suele ser un adjetivo de uso común aplicado a las economías europeas continentales. Esto, en cifras, se expresa en que en España los préstamos son el 25% de los activos financieros totales, mientras que en Reino Unido equivalen al 14,8% y en USA el 13,3%.

La importancia de esto es capital (q) no solo en la forma de hacer la expansión monetaria, sino también en las distorsiones que esta crean y en la importancia relativa que en cada país tienen una buena supervisión bancaria, tema este último en el que aquí vamos sobrados de malos gestores públicos y miopía de los privados; tema aparte son los efectos sobre la economía del menor desarrollo del mercado de capitales.

Del fotograma a la película.

Expresión que ya hemos utilizado con anterioridad y en este caso nos referimos a la evolución del neto patrimonial, algo que debe mostrar todo balance. Para ello tomaremos la estadística que recoge la evolución de la riqueza neta de los particulares en Estados Unidos, la riqueza financiera neta de los particulares en España y la riqueza neta total de Gran Bretaña; es cierto que no son parámetros iguales (problemas en la estadística), pero permiten ver la tendencia, algo que tiene su interés. Además lo veremos, por razones de espacio, en términos nominales, ya que la deuda se paga a valor nominal, aunque lo correcto es complementar el análisis con otro en términos reales (como hicimos al analizar el mercado bursátil).

De cada caso decir brevemente que nos llama la atención del americano el que, tras años de “recuperación”,  solo en 2012 consiguieran superar el máximo nominal de 2007, mostrándose el duro ajuste valorativo de inmuebles y activos financieros con su consiguiente efecto en el apalancamiento y esfuerzo deudor.

El caso británico nos sirve de orientación sobre el posible camino futuro de la nueva normalidad económica y del español, que no recoge el ajuste inmobiliario pero si el bursátil, decir que buena parte de la mejoría de la posición financiera desde 2008 se debe al ahorro adicional que se ha acumulado desde entonces y con el que las familias intentan cubrir su quebranto patrimonial.

Desequilibrio financiero español.

A diferencia de los otros países, en España, la presentar el Balance General, se recoge en un aparte especial la diferencia entre activos y pasivos financieros totales que se cubren con el neto de las inversiones internacionales. Esta variable, al situarla en términos de PIB, muestra que, teniendo un desequilibrio acumulado de antiguo de casi el 30% del PIB, a partir de 2002 España se convierte en una máquina ávida de fondos que sacia con recursos del resto del mundo.

Hace unos meses, el señor Botín, desde su privilegiada atalaya, decía que entraba dinero por todas partes, unas declaraciones que coincidieron con el nuevo aumento de dicho desequilibrio. Al ver esto, no estaría mal que preguntara a sus asesores las implicaciones que eso tendrá para el sistema financiero dada la forma en que aumenta o disminuye la cantidad de dinero en España y los determinantes monetarios sistémicos de nuestra economía.

Ese desequilibrio, que primero fue privado y con la crisis está ajustándose, se transformó en público por el déficit fiscal para cubrir gastos y no inversiones, arrojando los siguientes saldos en contra en millones de Euros: Sector Privado 270.226 y Sector Público 698.483; totalizando casi el 95% del PIB y creciendo. Eso es lo que hace España con su actual estructura y gestión económica, acumular deuda externa con su servidumbre en intereses.

¿Hasta cuándo seguiremos así? ¿Cuándo empezaremos a debatir esa estructura ruinosa, cuando colapse? ¿De verdad creen que toqueteos fiscales tipo tarifas planas y otras maniobras de marketing político resuelven lo importante? ¿Se han parado a pensar en las consecuencias de que el servicio por intereses de esa deuda consuma todo el ahorro interno? Que no hay que hacer muchos números.

© Luis Riestra Delgado. 4/3/2014. Publicado en Voz Pópuli.

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