Complejo industrial-militar fue el término que utilizó el General Eisenhower en su discurso de despedida como presidente de los Estados Unidos, cuyo video, que pueden ver en este enlace, tiene el interés añadido de que fue el primer adiós presidencial televisado, un diecisiete de enero de 1961; luego está el texto de la versión corregida de su puño y letra, que también nos da una idea de las dimensiones del personaje – incluido su lado espiritual -, aparte de permitirnos estudiar mejor el contenido de su alocución.
Como el discurso de despedida de Washington, el de Eisenhower tiene un valor primordial pues también él contribuyó de forma determinante a fijar el orden social, político y económico del ciclo generacional pudiendo abrir un período casi centenario de progreso y prosperidad, eso que Howe y Strauss llaman una edad dorada; lamentablemente, todo se vino abajo con el asesinato de Kennedy, momento tras el cual, aquella Sociedad, de alguna manera, se desquicia. También es cierto que, sin dicho magnicidio, el orden hubiera degenerado de otra forma, pero eso ya entraría dentro de la historia ficción, algo que hoy se simula con programas de estrategia que igual tienen mucho que ver con cómo se hacen (más experimentos) ciertas cosas desde el Estado Profundo.
IIGM: el nacimiento del CIM.
Sorprende de su alocución que dijera que hasta la Segunda Guerra Mundial (IIGM) los Estados Unidos no tenía una industria de armamentos – tal vez refiriéndose a que, existiendo grandes proveedores, no podía hablarse de un sector propiamente -, tras la cual “se han visto obligados a crear una industria permanente de vastas proporciones”. Discrepancias nominalistas aparte, es verdad que, como “la fuerza” se diseña según las hipótesis de guerra (medios y fines) y, por ejemplo, los Marines se crearon por la piratería libia, así que, hasta entonces lo que sí tenían era una marina fuerte, pensada para un conflicto con el Imperio Británico o Japón, mientras que el ejército era reducido y poco eficaz, como lo demostró la defensa de libro que le opuso España a su desembarco en Cuba, cuya avance se contuvo muy bien hasta que nos quedamos sin balas, literalmente; posteriormente, en la IGM, dadas las dimensiones que alcanzó el ejército, casi podría decirse que tuvieron que crearlo desde la nada para luego licenciarlo.
Tema distinto es, por aquello de “a buen martillo todo son clavos”, cuando se crean guerras (negocio) según las capacidades bélicas, vieja crítica de, por ejemplo, algunos personajes de Julio Verne. No, aquí Eisenhower habla de lago nuevo, de otra criatura, creada tras los inmensos esfuerzos económicos de la IIGM, que entre 1941-1943 llegaron a superar el 40% del PIB (gráfica anterior), y, en menor medida relativa, durante la hoy aún viva Guerra de Corea, abarcándose fuerzas nuevas, permanentes, colosales, como la aérea, con su componente naval, la espacial, el armamento atómico, sus servicios de inteligencia, innumerables bases, think tanks y todas con sus interconexiones industriales y culturales, tanto en Estados Unidos como a nivel global. Solo en la URSS y hoy en China y Rusia se puede hablar de algo parecido
Pizarras contra ordenadores.
Tema de interés nunca mencionado por quienes sacan el tema es su influencia en las excelentes universidades americanas y el riesgo de que los presupuestos de defensa ahoguen a la tradicional ingeniosidad americana: “Por cada vieja pizarra hay ahora cientos de computadoras electrónicas”, decía el general entonces, alarmado de que la universidad libre fuera dominada, junto con la Sociedad y los programas políticos, por una elite técnico-científica, algo que, viniendo del principal promotor del uso de la tecnocracia, como ocurrió literalmente con nosotros, dice mucho de lo que fue la acción hegemónica de Estados Unidos, cuyo principal instrumento político global fue el uso de oligarquías de partidos estatales, vía el sistema electoral proporcional de listas de partidos, o de dictaduras militares autónomas – de nuevo nuestro caso – o impuestas en Europa, Asia y América Latina desde el propio inicio de la Guerra Fría.
Papel destacado juega en todo esto el reparto mundial de la producción de los desarrollos industriales de origen militar, que en el caso de Taiwán, Corea y Japón ha marcado de forma determinante su estructura económica. Sobre esos repartos hoy ha aparecido otra elite de supuestos líderes sociales (Apple, Microsoft, Google, Amazon, Linkedin, Facebook, etc.) que osan incluso decirnos cual debe ser nuestra moral sobre los asuntos más básicos de nuestra existencia, como si realmente supieran de lo que está hablando; a ellos y sus mentiras flagrantes dedicó un buen trozo de su última presentación en Budapest George Friedman – una conferencia que vuelvo a recomendar que vean -. No digamos ya cuando se descubre como a través de esos dispositivos de comunicación y mediante el uso de algoritmos se nos espía y manipula la red de redes para conseguir una agenda política y un experimento demográfico de dimensiones globales, y todo como si realmente supieran lo que están haciendo al tiempo que ejércitos de borregos se entregan a sus consignas enriqueciéndoles aún más, a ellos y sus altavoces.
¿Rivales o aliados?
Por supuesto que las palabras de Eisenhower sirvieron para que todo un ejército de sanguijuelas propusiera su solución alternativa y sangrara aún más a los ciudadanos. De inmediato vieron un sector, el más importante de Estados Unidos, que a pesar de ser casi el 18% de su Producto Interior Bruto, casi no se habla de él. Me refiero al sector salud, que tal vez no sea tan rentable como el de las drogas ilegales (esa es otra, servicios secretos, etc.) pero que, al abarcar a todos los ciudadanos, da para mucho; en otros países se busca dominarlo para el chantaje político (adivinen donde) pero allí es por sus beneficios económicos. Imagínense, el gasto en salud que se hace allí es unas cuatro veces el que hacen en defensa, equivaliendo casi al PIB de España y Alemania juntas y, al costar 7 puntos más de PIB que el de Canadá, nadie nos puede decir que todo aquello no es un despropósito que solo sirve para enriquecer a cierto Establishment.
A este Establishment de la sanidad hay que sumar, por supuesto, el financiero, con su manejo de la deuda pública, y sin duda el de los grandes medios quebrados, ese al que empezaba dando las gracias Eisenhower al principio del discurso, luego también estaría lo que genéricamente llaman Hollywood, hoy envuelto en tramas de acoso sexual y pedofilia, o a todo el ejército de consultores vividores de la deslocalización industrial y el comercio desigual, del Beltway bandits, la casta “liberal” (socialdemócrata) a quien Trump dice combatir , “the swamp”, y que tratamos cuando nadie pensaba que podría ganar. Menuda mafia. Washington D.C. sería en original como Bruselas pero con Star System.
Lo que se constata pues es la clara degeneración de todo un orden que ya muere y que pondrá al país de rodillas. ¿Solución? Pues lo decía el mismo presidente al pedir a sus ciudadanos estar alertas, que al menos allí pueden elegir representantes y la Democracia no cae del Cielo; aquí, como no podemos elegirles, chillamos y difamamos a los “mensajeros”. Afortunadamente nosotros no tenemos lobbies, ni grandes medios quebrados manipulando, ni Establishment y “lo público” y normativo lo llevan ángeles de Dios, ¿a que sí?
© Luis Riestra Delgado. 9/11/2017.